lunes, 5 de noviembre de 2007

CONCLUSIÓN

Es prácticamente difícil de creer que existan personas que sientan un odio tan aberrante por la mujer o en ciertos casos por el hombre. Por que no comprender que cuando Dios creo al hombre y la mujer, los creo para estar uno cerca del otro, para que fueran compañia y una sola carne. Ser tolerantes y aceptar al otro tal y como es es la regle de vida que todo ser humano debería cumplir, hay que empezar desde lo más mínimo para asi no ver casos como este prejuicio que llegan a situaciones tan atroces.

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